Alguien que cuando me ponga borracha me lleve a casa en brazos.
Que me rompa las medias con la boca, y luego me compre otras.
Que me haga el amor contra la pared y se meta conmigo en la bañera.
Que se pierda conmigo para después rescatarme de laberintos sin sentido.
Que saque la espada y me defienda de víboras, pirañas y putas.
Alguien que cosa disfraces a mis días malos, y los convierta en buenos.
Que no se enfade si no me entiende, ni me entiendo y lo mareo.
Que me saque la lengua cuando me ponga tonta y me haga enmudecer.
Que no de por hecho que siempre voy a estar ahí pero que tampoco lo dude.
Que no me haga sufrir porque sí, pero que tampoco me venda amor eterno manoseado.
Alguien que no pueda caminar conmigo por la calle sin cogerme de la mano.
Que no me compre regalos pero que tenga mil detalles de papel.
Que no le guste verme llorar y me haga reir hasta cuando no tenga ganas.
Que de vez en cuando decida perseguirme en los bares y conocerme otra vez.
Que me mire, le mire, y me tiemblen las piernas sin remedio.
Alguien que esté loco por mi, y no se le olvide decirmelo los días de resaca.
Que si se pone animal, sea sólo en la cama, y me mate a besos por la mañana.
Que no se acostumbre a mi y deje de inventar nombres nuevos para despertarme.
Que si mira a otra, luego me guiñe un ojo, y se ría de mis celos de hojalata.
Y sobre todo que no tenga que perderme para darse cuenta de que me ha encontrado.
lunes, 27 de diciembre de 2010
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