Platón piensa que el alma tiene tres parte, razón, deseo y espíritu. La razón es la parte del alma que conoce la realidad, y la que calcula también su toma de decisiones. El deseo es la parte irracional, apetitiva, compuesta de los anhelos instintivos, impulsos y apetitos. Incluye todos los deseos físicos, tales como el hambre, sed y deseo sexual. Y Platón añade también una tercera parte, que el denomina parte espiritual. Se trata de algo así como el valor o la autoafirmación. Platón piensa que la existencia de este tercer elemento en el alma se demuestra en casos de conflicto mental, en aquellos casos donde una persona se siente enfadada e indignada consigo misma por tener ciertos deseos. Es la parte espiritual la que se manifiesta en sentimientos como la autoindignación, al igual que la vergüenza, ira.
NUESTRO YO
Normalmente pensamos que nuestro yo es algo que está dentro de nosotros, algo que es lo más central de aquello que somos. No obstante, incluso en circunstancias bastante normales hay veces en las que queremos decir que nuestra conducta no expresa "lo que realmente somos", que " no somos nosotros mismos" o que nos encontramos "junto a nosotros mismos" en el momento en el que estábamos actuando. Esto es, lo que queremos decir es que no siempre todas las conductas expresan quienes realmente somos o nuestra verdadera naturaleza, sólo lo que podríamos denominar como nuestra "auténtica" conducta. Y tercero, muchos han pensado que el yo es algo inmaterial o espiritual, algo distinto o que puede incluso separarse del cuerpo físico, aunque habitando también en el cuerpo y capaz de controlarlo de algún modo. Esta idea del yo como algo inmaterial o espiritual es una parte importante de nuestra idea de alma